En el video adjunto Jaume Barberá toca un tema de gran envergadura en la
entrevista que realiza al economista austríaco Christian Felber, experto en
líneas de pensamiento económico heterodoxo como lo es la economía evolutiva o
la economía sustentable.
Felber nos
da cuenta de la necesidad de establecer un modelo económico alejado del
capitalismo crematístico que nos ha hundido en la actual crisis, pero también
alejado de la sombra del comunismo, dado que pueden ser perfectamente
compatibles una forma de libre mercado con una forma de planificación
centralizada. Lo que interesa es realizar una síntesis de estos conceptos
históricos y reinstaurar la economía del bien común, es decir, volver a los orígenes
del pensamiento económico donde imperaban los principios de la comunidad por
sobre los intereses individualistas.
A modo de ejemplo,
señala la incongruencia de un mundo civilizado donde la diferencia entre el
salario mínimo y el sueldo de un gerente es de 800 veces en Austria, de 5.000
veces en Alemania y de 65 mil veces en Estados Unidos. Más aún cuando la
diferencia entre el salario mínimo y el de un ejecutivo de Wall Street ha
llegado a ser de 360 mil veces, lo que establece la vergüenza de que el
ejecutivo de Wall Street gana en un día mil veces lo que otro gana en todo
un año.
La economía
del bien común de Felber tiende a ser una forma de economía de mercado, pero
aquí los motivos y objetivos de las empresas privadas se invierten: de un
modelo que busca la competencia y la maximización de ganancias, se pasa a un
modelo orientado a la búsqueda del bien común, donde el objetivo es la
satisfacción de la comunidad.
Pero
fomentar la confianza, la responsabilidad, la compasión, el apoyo recíproco y
la cooperación, son patrones de una forma de comportamiento humano que están
muy arraigados en los principios de la civilización democrática. Volver a ellos
y recordar que existen puede en verdad dar luces para torcer la oscuridad de un
modelo económico basado en la usura y la crematística más despiadada contra el
propio ser humano; donde han imperado los principios de la depredación y el
agotamiento de los recursos naturales, pisoteando además los más básicos
derechos humanos con la explotación del trabajo infantil. La actual crisis
también responde a un derrumbe de la ética, y la recomposición de estos valores
bien puede ayudarnos a encontrar el camino perdido que como humanidad
necesitamos.
Fuente: El blog Salmón
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